"A los valencianos nos gusta tanto cantar que le cantamos hasta a la muerte"
PEP GIMENO "BOTIFARRA"
La Danza del velatorio es uno de los cantos que se interpretaban y bailaban cuando moría un "albat" (párvulo en castellano). Un albat es una criatura muerta antes de tener uso de razón. La muerte de un niño se solía festejar con comida, bebida y un baile en su honor para que el alma del difunto subiera al cielo.
Cuenta la tía Pepica la "Soldaeta" que el último velatorio cantado y bailado en el pueblo de la Llosa de Ranes fue en 1924. De hecho, este fue también el último velatorio en la Costera. Dado que la Inquisición les había prohibido el siglo XIX, durante el reinado de Fernando VII, los velatorio que se continuaron celebrando debían hacerse de una manera clandestina y escondida.
Contaba la tía Pepica que como estaba mal mirado, los velatorios debían hacerse en las afueras de pueblo. El padre de la tía Pepica le contaba que cuando él tenía 14 o 15 años le bailó a una hermanita, Iluminada, de 2 años. Esta "dansà" tuvo lugar en las afueras del pueblo, en un almacén propiedad de la familia de los "Soldaets".
En la Vall d'Albaida, explica Mari "la de Tarsi", del pueblo de l'Olleria, que su abuela le contaba que los niños y niñas que nacían y morían enseguida, como no estaban bautizados, no se podían enterrar en el cementerio. La gente dice que los enterraban detrás de la puerta de casa o del corral y con sus pertenencias, porque se creía que el alma del niño no se iba nunca (en esa época todavía las casas tenían piso terruño).
Se trata de unas costumbres muy antiguas que vienen de la época griega. Las criaturas nacidas, bautizadas y muertas eran enterradas envueltas con una sábana blanca llena de piezas de telas de colores, y eran los niños y niñas que tomaban la Comunión ese año que los llevaban a enterrar. Normalmente, ponían al niño muerto encima de una mesa con una sábana blanca, los adornaban con flores, les pintaban los labios de rojo para que pareciera que estaban vivos y detrás del mortijol (así llaman a los "albats" en Castellón de la plana) ponían la Virgen, con el Niño Jesús y el Ángel de la Guarda.
La campana más pequeña de la iglesia era la que cantaba el "Cel-cel" (cielo-cielo en castellano), que simbolizaba la alegría cuando se iba el niño al Cielo. En la Comarca de la Costera, hay tres versiones: una de la Llosa de Ranes, una de Moixent, y la otra de Xàtiva. También en la comarca vecina, la Vall d'Albaida, en Montichelvo, hay una versión.

Cançó de Vetlatori
La mare i el pare ploren,
no ploreu per el xiquet,
que se n’ha pujat al cel,
i s’ha tornat angelet.
Ja no volen que vingau,
a cantar-li a l’albat,
perquè diuen que es profà,
i caurem tots en pecat.
El vetlatori a l’albat,
xiquetes vol començar,
que està ja tot preparat,
i podeu anar ballant.
La cosa més dolça i fina,
més que el millor pensament,
a tots els presents els dol,
que estiga de cos present.
L’alegria d’esta nit,
per a tots ens ha arribat,
no ens l’ha donada el vi,
sinó deu ser l’albat.
La madre y el padre lloran,
no lloréis por el niño,
que se ha subido al Cielo,
y se ha vuelto angelito.
Ya no quieren que vengáis,
a cantarle al "albat",
porque dicen que es profano,
i caeremos todos en pecado.
El velatorio al "albat",
niñas quiere empezar,
que está ya todo preparado,
y podéis ir bailando.
La cosa más dulce y fina,
más que el mejor pensamiento,
a todos los presentes les duele,
que esté de cuerpo presente.
La alegría de esta noche,
a todos nos ha llegado,
no nos la ha dado el vino,
sinó debe ser "l'albat".